TRANSMISIÓN ORAL Y TRANSMISIÓN ESCRITA DE LA LITERATURA (parte 2)

A pesar de que a partir del siglo XV fuera cada vez más fácil y rápido imprimir libros en papel, hay que recordar que la mayoría de la población no sabía leer ni escribir, pues ni siquiera los niños iban a la escuela. Por eso la Literatura se siguió transmitiendo de forma ORAL durante muchos siglos hasta que se crearon las escuelas públicas para todos y el acceso masivo a las manifestaciones escritas (a mediados del siglo XIX o principios del XX, según los países). 

La transmisión oral se producía a través de los juglares, trovadores, ciegos de aleluyas, cuentacuentos..., que recitaban o cantaban las obras en las plazas de los mercados, en los palacios de la nobleza u otros lugares. También a través de la lectura de libros en voz alta ante un público iletrado, por ejemplo, o a través de las representaciones teatrales.

En esta escena de la versión cinematográfica de El Lazarillo de Tormes tenemos un ejemplo de transmisión oral de la Literatura. El propio Lázaro adulto cuenta en una plaza una de las experiencias que tuvo de niño cuando estuvo trabajando de guía (lazarillo) para un ciego. Se trata del célebre episodio de la longaniza. Cuenta la narración en la plaza de un pueblo para entretener y divertir a su público. Luego pasa la gorra para recaudar las monedas que algunos tienen a bien darle.





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